Los logros se repiten, nuevamente fuera de fronteras, nuevamente a nivel continental…
Peñarol dueño de América en 1982.Una vez más se fortalece la leyenda, esta vez, la epopeya de Santiago.La primer final en el Estadio Centenario de Montevideo se había esfumado con un 0 a 0 que dejaba al rival de turno Cobreloa mejor parado para el partido desquite. La revancha mostró un trámite duro, con Cobreloa en busca del gol y Peñarol haciéndose fuerte en defensa, la primera parte se marchó con el mismo resultado que se había ido el primer juego. En el segundo tiempo la historia parecía repetirse…un encuentro cerrado hacía a todos pensar en el tercer juego, que según estaba pautado, se jugaría en Buenos Aires, Corre el minuto 85 de juego y Cobreloa se lanza al ataque, pero el portero aurinegro Gustavo Fernández logra desactivar el peligro y comienza el contraataque de Peñarol, Saralegui juega para Venancio Ramos quien logra desbordar y envía un centro combinado hacia Fernando Morena…”la zurda en el aire es un latigazo que desvía la pelota hacia el otro palo. No llega Eduardo Gómez. Gol.”.Para Peñarol la hazaña ya es algo habitual, una vez mas contra todo y contra todos…una vez mas el mejor, no solo de Uruguay…no solo de América…el mejor del Mundo, en Tokyo fue el Aston Villa inglés el que lo sufrió.
“…y este pueblo que está en nuestras antípodas, en mil sentidos, que escribe y lee de izquierda a derecha y de arriba abajo, que se saca los zapatos y no el sombrero al entrar a las casas, donde las mujeres se apartan y reverencian a los hombres, entendió el mensaje final. Hacer las cosas estériles y complicadas fue la vulgaridad del Aston Villa. Convertirlas en fáciles fue la lección del campeón del mundo“.
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